viernes, 16 de enero de 2009

"Hijos y Amantes" D. H. Lawrence

"He estado leyendo Hijos y Amantes y me siento preparado para morir. Si Lawrence hubiera sido asesinado después de escribir ese libro, todavía seria el novelista más grande de Inglaterra" dice Philip Larkin en la contracubierta del mismo; esa descripción seguida de una lectura rápida sobre la advertencia sobre la presente edición, en la que nos prometen una edición sin censuras, fruto del trabajo de rescate de los manuscritos del autor nos auguran un libro de esos que se quedan en la memoria... uno de los grandes.

Pero ni mucho menos.

La novela, está dividida en dos partes. En la primera trata de la pobre vida de la señora Morel, culta fuerte y educada, casada con un Minero bruto y sin educación ninguna que se emborracha dia si dia también, y que aunque ama a su esposa no es capaz de hacerla feliz, puesto que todo son reporches entre ambos. Ambientado en la Inglaterra preindustrial pasan los capitulos entre los desinsabores en el matrimonio, la infelicidad de la señora y el consuelo que le dan sus hijos. Nos mantiene una tensión hacia una gran paliza que el Señor Morel le dará a su esposa, pero que nunca sucede. Es negra, triste, pobre al estilo de las cenizas de Angela pero sin llegar a los detalles escabrosos de la misma.

La segunda parte, parece tornarse en una esperanza hacia el futuro, hacia su tercer hijo: Paul. que comprende y ama a su madre, y que aunque no muy fuerte, ni muy listo, ni muy nada, poco a poco se forja su futuro como pintor, ayudandose de un trabajo en una fabrica de medias elásticas. El tal Paul, aunque héroe de la novela para el escritor, es una criatura para mi modo de entender pusilánime; que decide no casarse con una mujer que le roba el alma por que "le absorve demasiado" y a su madre no le gusta; que luego mantiene relaciones carnales con una mujer separada, pero no se queda con ella, porque no le roba el alma. Es un quiero y no puedo atado a su madre; un ser como bohemio que se pierde en divagaciones sobre el amor y sufre por nada; y después de leer sobre el autor parece un personaje autobiográfico (la novela entera también).

Total, un fraude, una novela al estilo de las novelas rosas para chicas, pero escrita por un hombre, que ni da esperanzas, ni las quita, y con un hilillo de autocompadecimiento propio de poemas de amor adolescente. Trata de justificar una generación criada por sus respectivas madres ya que el marido está fuera durante muchas horas (si no trabajando, emborrachándose) que gracias a tener una mayor compresión, aprecio y sensibilidad hacia las mujeres; parece que esto es la perdición y la ruina de estos hombres.

Una novela que trata de ser feminista, pero en el que pinta a las mujeres como seres (aunque inteligentes y fuertes) que se dan de entero en el amor y tienen este como una necesidad de posesión de otro ser.